Desidia

Desde que murió su viejo no sale a navegar. Aspira a seguir malviviendo con la subvención mientras llega la prejubilación. Día a día mira de reojo al horizonte de esa mar siempre picada. Ya no tiene callos en las manos y se ha dejado pudrir las nasas en el fondo repletas de pescado. El pequeño patio se ha convertido en un garito desconchado y sin honor, donde antes reparaban las nasas, ahora juegan al dominó.

Imagen: Manuel M Almeida

Desidia - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez