Hoy es un día especial

La pareja formada por mi tío Santiago y su mujer María celebraron su sexagésimo aniversario de boda. Cuando aún no había empezado la ceremonia la veo dirigirse hacia mí con la cara que pone cuando va a pedirte algo. Sé por experiencia que si te niegas es peor. La última vez fue en el funeral de mi tío Ángel; ese día se empeñó en que tenía que subir al ambón y proclamar la lectura. Para convencerme recurrió a la obediencia debida a los padrinos, a que debía hacerlo un miembro de la familia, a que mi tío se lo merecía... A esas alturas tenía los ojos de toda la iglesia pendiente de nosotros. Tuve que ceder y leer sin apenas haber ensayado. Pero hoy solo se trataba de ponerle un ramo de rosas a la virgen del Carmen y encenderle una vela. Por suerte encontró uno más alto que yo, al que finalmente le encomendó la tarea.

Mariquita, con más de ochenta años, tiene la suficiente energía para movilizar a todo el barrio. Hace tiempo que es miembro de la legión de María y emplea gran parte de su tiempo libre visitando a los enfermos de la parroquia.

Es tan generosa con todos nosotros que muchas veces me da apuro hacerle un favor porque pretende devolvértelo con creces.

Durante toda la celebración posterior a la renovación de los votos estuvo nerviosa de un sitio para otro, pendiente de todos. Se acercó a la barra más de una docena de veces y no descansó hasta que le dieron la cuenta y pagó su deuda. Así es Mariquita, mi madrina.

Pero detrás de esta gran mujer está el hombre más generoso, paciente y sensato que conozco: Mi tío Santiago.

Hoy es un día especial - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez