Viaje familiar inesperado a Lanzarote

A raíz de una incidencia que afectó a gran parte de la isla de Lanzarote, desde el departamento de formación me requirieron para que diese un curso de interpretación de señalizaciones al personal de la isla. Como quiera que el mismo estuviera programado en mi periodo de vacaciones, la dirección tuvo a bien pagarle el viaje a Tere y a la niña.

Solicitamos una habitación con cuna y nos dieron la única que reunía condiciones para poder acoplársela. Precisamente era la más cercana a la recepción. Inmediatamente me vino a la cabeza la película Psicosis de Alfred Hitchcock, pero no le dije nada a Tere. Ella, que siempre ha sido más aprensiva que yo, pasó la cadena antes de acostarnos. Y gracias a su intuición, porque de madrugada intentaron entrar en la habitación. Se trataba de una pareja que por las risas y las voces estaban algo bebidos.

Creo que probablemente aquella habitación la usaba algún miembro del personal como picadero. A la mañana siguiente, cuando nos quejamos en recepción fingieron sorpresa, pero notamos que a partir de ese momento mejoró el servicio sustancialmente.

Por las mañanas impartía el curso en el aula de formación de la central, y por las tardes improvisábamos pequeñas excursiones por la isla. Visitamos La Montaña de Fuego, Los Jameos del Agua y algún sitio más. Como íbamos con la niña no pudimos visitar La Cueva de Los Verdes. En un viaje anterior, antes de nacer Coré tampoco pudimos visitarla oficialmente porque estaba cerrada por avería. Y digo oficialmente porque nos atrevimos a entrar, ya que no había nada, ni nadie, que nos impidiese el paso. Ella, debido a su claustrofobia, estaba algo remisa, pero yo la iba animando todo el camino. En realidad, al no ser una visita guiada nos perdimos todos los encantos de la cueva.

Finalmente, llegamos hasta lo que me pareció una sala de máquinas y un cuadro eléctrico con un grupo electrógeno donde estaban trabajando unos operarios en la avería. Cuando nos vieron, se sorprendieron y nos instaron a salir rápidamente, porque de un momento a otro tenían que cortar la luz, y luego no encontraríamos la salida.

Tere, que para entrar tuve que llevarla a rastras, para salir casi me deja atrás.

Foto: Interior de la cueva de Los Verdes y Coré en la cuna en el apartahotel.

Viaje familiar inesperado a Lanzarote - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez