Los fuegos artificiales de mi barrio

Los primos Tito y Juan Francisco Moreno eran inseparables, a pesar de que Juan se fue a vivir a otro barrio, siempre buscaba cualquier ocasión para pasarse por el lugar donde vivió su infancia.

Cuando Tito se compró el coche y lo preparó para correr en rally, Juan Francisco fue su copiloto. Una de esas tardes que estaban alrededor del coche, limpiando algunas piezas en gasoil, a Juan se le ocurrió coger unas latas de sardinas, de natillas y de frutas en almíbar que recuperó del vertedero y las llenó con el gasoil usado. Las colocó alrededor de la pared de la mareta de Panchito Reyes y les prendió fuego.

Las luces se veían desde la bajada de la cuesta de Carmita la panadera hasta la tienda de Pepito Ojeda. Por eso, muchos de los coches que venían de San Isidro en dirección al pueblo se desviaron atraídos por aquel curioso espectáculo. Todos preguntaban qué era eso y a que se debía; entonces Juan les decía que eran los fuegos artificiales de las fiestas de Majadilla, no de Marmolejos, sino las de Majadilla. Siempre aprovechábamos cualquier ocasión para reivindicar nuestra identidad diferenciada de los del otro lado de la carretera.

Ellos tenían una asociación de vecinos en expansión. Nosotros solo disponíamos de un alcalde simbólico, aunque creo que él nunca lo supo, debimos nombrarlo por su pasado como vigilante de fincas o guardia del palo, toda una autoridad.

Los fuegos artificiales de mi barrio - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez