Mis habilidades adivinatorias

Una vez que fui al Corte inglés durante una de sus famosas semanas, compré un juego de cartas del tarot con las instrucciones para echarlas.

Lo cierto es que durante las muchas horas que pasábamos en casa de mis padres mientras atendíamos a mi madre, buscábamos la forma de matar el tiempo. Un día llevé las cartas y se las eché a mis hermanas, e incluso a mi madre pero cortando una de ellas en su nombre.

Lo curioso del caso es que todo lo que “predije” se cumplió. Bueno, en realidad hice trampas. En parte utilizando respuestas ambiguas,  y en parte porque las conocía a fondo me limité a decirles lo que querían oír.

Esos trucos se los había visto a una echadora de cartas a la que mis compañeros de clase me llevaron para que adivinara mi futuro académico. La adivina me tuvo que dejar por imposible al percatarse de mi incredulidad.

Hace algunos años, cuando estaba haciendo limpieza, me tropecé con esas cartas. Pero como tenía problemas de espacio me deshice de ellas.

Se malogró mi carrera de adivino, de esos que salen de madrugada en televisión limpiándole los bolsillos a los incautos.

Foto: Tarot de la baraja española.

Mis habilidades adivinatorias - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez